13 mar 2008

1.MIS ORÍGENES

Era de día y sin embargo llovía. El cielo estaba tan plomizo que parecía que lo hubieran envuelto en una bolsa de plástico. Yo estaba a punto de bajar de mi tocón cuando vi al Severino bajar del hórreo y encaminarse hacía nuestro corral. Venía con su paso tranquilo, el palillo colgando de la boca, un cubo de maíz en una mano y un manojo de vallico en la otra, al andar se balanceaba de forma rara - eso es que lleva madreñas - me dije maravillándome de mi gran perspicacia; ya se sabe, a las cabras no se nos escapa nada.Las gallinas se pusieron todas emplumadas y comenzaron a cloquear corriendo hacía él patrón como si hiciera un siglo que no veían al Severino, sólo Lolón el gallo mantuvo su porte serio; cresta en alto pecho fuera, y no se movió ni un milímetro del techado hasta que el maíz fue volcado en el comedero; los gallos son arrogantes y estirados, y hacen lo posible por parecer diferentes y especiales.Estaba el Seve repartiendo el maíz y el verde entre gallinas y los indolentes conejos, cuando el Moro, ese chucho medio gordete y esquizofrénico que más parece una rata que un can, comenzó a ladrar como si fuera el fin del mundo y nos hubiera tocado el turno.El Severino soltó todo el verde a los conejos y sin percatarse que existía, se fue corriendo a la entrada. Pensaría que la cabra era la que más podía prescindir de alimentarse, no en vano somos animales duros y hechos a las inclemencias, además de, huelga decirlo, bellos, inteligentes y perspicaces, pero en nada amantes de la crueldad, y olvidar mi delicado estómago me pareció una crueldad innecesaria. Claro que todos los animales dicen que son la mejor de las razas, pero sólo en el caso de la cabra es verdad. Quizás por esa gran inteligencia que poseemos, comenzaba yo a darme cuenta que mi talento se estaba desperdiciando aquí en San Justo.En estas profundas cabilaciones andaba, cuando aparece el Severino con una tipa rubia gigantesca y un hombre que la llevaba de la mano. La rubia gigante se acerca al vallado del corral y mirándome suelta-Ouh darlin, eres presiousa-¡Y usted que lo diga! - respondí yo muy satisfecha y muy sorprendida añadí - ¿Usted me entiende? - y me baje del tocón para arrimarme un poco-¡Pues claro que si! Las muheres de mai famili siempre han podido hablar con animales-Pero... ¿Con todos o sólo con los superiores?Pero ya no me dijo nada más. Supongo que será sólo con los superiores; cabras y gatosLa giganta rubia se puso a hablar con el Severino mientras me señalaban y miraban, el hombre que le venía dando la mano a la rubia, permanecía callado, mirando alternativamente a la rubia y a mí. Luego el Severino cogió una cuerda de panocha, le hizo un nudo corredizo y me la echo al cuello. Por un momento creí que me iba a ahogar y luego clavarme en un espetón como me había contado Lolón que había visto hacer en la otra granja donde vivió, yo nunca había dado crédito a tales crueldades, pero cuando el Seve tiro de la cuerda apretándola hasta dejarme sin respiración, las historias de Lolón se me vinieron de golpe.-¡Biquerful campesino! - grito la rubia gigante mientras le arrancaba de las manos la soga y la aflojaba.Luego la giganta me acarició la cabeza con delicadeza y mirándome a los ojos me pregunto-Good, y tú ¿Cómo te llamas?Yo iba a decirle que como nadie me había puesto nunca un nombre, y el de Jodiacabra que me puso el Seve no me gustaba; no sé por qué me daba mala espina, yo misma me había bautizado con el nombre Airilinda de las Cimas y Escarpados Ventosos. Pero la giganta rubia, que ahora me tenía en brazos y me acariciaba con delicadeza de una forma muy relajante, no me dejo hablar- A ti Llamaré Beba-¿Cómo que me va a llamar Beba? - protesté molesta - Yo ya tengo un nombre, y huelga decir que bastante más bello y elaborado que Beba ¡Por favor! Si suena a cabra beoda ¡Cuánto más bonito es Arilinda! Y no sólo hay belleza en su sonido, si no que es un nombre propio de seres excepcionales como las cabras-Tú estás un poco fantástica Beba.-Señora, le he dicho que me llamo Arilinda de las Cimas y Escarpados Ventosos - y viendo que se tomaba muchas confianzas para ser una desconocida añadí - además, no sé a que vienen tantas confianzas, no se crea que por que nos entendemos ya somos íntimas... ni se piense tampoco que por darme un paseo ... ¡Oh un puñadito de avena! - y con delicadeza me comí la vena que me tendía la giganta - hace que no pruebo la avena...-¡Oh no, Beba! Tú no pasea conmigo, tu vienes a vivir conmigo ¿No es güondeful?, come bunita, tu comeEn ese momento me quedé traspuesta; me dormí como un lirón. Cierto que la forma de rascarme la cabeza de la rubia era muy relajante, pero yo creo que fue tanta la impresión, que mi cuerpo no lo pudo soportar, y en lugar de desmayarme como una mediocre gallina aterrorizada, decidí dormir: el sueño todo lo cura.Más tarde Yein, que así llamaba la rubia gigante, me dijo que con el puñadito de avena que me había dado, habían puesto unos polvo relajantes para dormir ya que me esperaba un largo viaje, pero creo que eso lo dice porque se siente culpable. El viaje resultó un poco movido y azaroso.Sea como sea el Fabricante del Mundo debió de oír mis suplicas y al fin mi vida daba un giro....

No hay comentarios: