13 mar 2008

3.UN LARGO VIAJE, UN QUESO LETAL

Cuando ya mi olfato no soportó más aquel terrible aroma que inundaba el coche, decidí preguntarle a Yein-¿Todos los coches motorizados huelen de forma tan espantosa? No me extraña que el Severino prefiriera viajar en carreta-Seguro que hasta la cabra está sofocada con el queso ese - respondió Alfredo como si me hubiera oído-Hemos comprado un queso cabriales Beba-¡Pues ha de estar podrido señora! Al menos huele como tal ý si así es, sería mejor que lo tiraran - y lo decía muy preocupada; sólo el olor ya era venenoso.-No Beba, el queso es podrido; lo venden así, y no me llames señora, me llamo Yein-Perdone usted Doña Yein, pero quizás cuando seamos más íntimas... ¿Cómo es eso de que el queso es podrido? ¿Es que ya sabían que estaba malo?-Es un queso así, y ser muy bueno y caro; hasta tiene gusanos, lo que pasa... - y aunque lo decía como el colmo de las delicias, parecía sentirse culpable - es que yo antes abrí de queso porque tenía hambre, aunque cerré veri bien de queso, ahora huele todo coche y Alfredo es muy serio conmigo-Añada usted a la cabra en la seriedad; este tipo de actos tendrían que ser delito - y alzándome con toda la regia dignidad caprina de la que fui capaz añadí - Así que nos hallamos a punto de morir por un queso que emite gases letales-¿Qué tú sabes sobre gases letales? ¿No estás algo fantástica para ser una cabra Beba?Cierto que era una cabra, una cabra algo pequeña, que no enana; en mi infancia pasé una época difícil y eso afectó en demasía a mi crecimiento, ya sé sabe lo delicado que es el crecimiento. Pero ni mucho menos soy una cabra cualquiera. Soy una cabra inteligente y cultivada, he recibido muchas clases de mundología desde que la primavera pasada mandaron al pueblo al Padre Antón.El Padre Antón trabaja en la iglesia durante el día y en la tasca del Benito por la noche; se nota que es un hombre culto pero pobre. A la vuelta de su labor nocturna, pasaba por delante del corral del Seve de camino a la iglesia, y como vio que yo era un ser apegado al conocimiento e impaciente por aprender, comenzó a instruirme. Un día me hablaba de como era el mundo antes y como es ahora, otro me daba clases de historia y me hablaba de las Dos Grandes Guerras, otro me hablaba de los grandes inventos como la comida precocinada y las latas, que habían liberado al hombre del tiránico yugo femenino, en fin... temas de todo tipo, entre ellos las recetas del las migas y la ensaladilla rusa.En aquel momento, mientras íbamos falleciendo lentamente en el coche por la acción letal del queso, recordé que no me había despedido del Padre Antón y lo lamenté mucho, había sido un buen hombre, que pese a venir rendido de la Tasca del Benito; el pobre arrastraba los píes y se tambaleaba de agotamiento, hasta había veces que apenas era capaz de hablar, pero pese a todo, él se paraba casi todas las noches y me instruíaCuanto más avanzábamos en nuestro viaje más calor iba haciendo y más se extendía los letales gases por el coche, hasta que en un momento en concreto, Alfredo paró el coche, me sacó (al borde ya del desfallecimiento), saco el queso del maletero; una horrible masa informe de 5 kilos que se había medio derretido, y le dijo a su loca y amada esposa "El queso o la cabra; elige". Imagino que para Yein fue casi un alivio el ultimátum, porque aunque se negaba a reconocer que a ella el olor la molestaba tanto como a los demás, también estaba al borde de la muerte. Y allí, en el kilómetro 116 de la A 15 abandonamos el letal queso y huimos son que nadie nos viera. Aún así el olor nos acompañó el resto del viaje y los mozos de manguera de las gasolineras, en cuanto se acercaban y nos olían, nos miraban como apestados y ni siquiera le querían coger las propinas a Alfredo; quizás pensarían que sus monedas estaban contaminadas del queso letal y podían contagiarse...Muchas, pero que muchas horas después, llegamos a Alrabal; una explotación de naranjas en La Campanula, provincia del Sur...

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