13 mar 2008

2. SALGO DE SAN JUSTO

El Fabricante del Mundo, que es quien ha creado a las cabras, los hombres, los bichos y las cosas como la hierva, la avena y los brotes tiernos, debió de oír mi suplicas en un día vago, por eso agarró a los primeros que pasaban por delante de la casa de Severino, les dijo "Esta cabra necesita dar un giro a su vida, ocupaos vosotros" y, me tachó de su lista de Cosas Pendientes. Y allá que llegaron Yein; la giganta rubia, y el silencioso Alfredo; su marido. Al parecer estaban de vaciones por los montes de San Justo, aunque Yein dice que toda aquella zona se llama Villa de la Viciosa y que San Justo sólo es un pequeño lugar de la Villa, también añadio que la señora esa por la que le pusieron el nombre al sitio debió de ser verijot-Si, aquí las mujeres son todas verijot - le respondí algo resentida al ver que ella sabía más de la zona que yo - y los hombres, y los montes, y la huerta, a verijotes no nos gana nadieAlfredo, el marido de Yein, había olvidado su cumpleaños y en un acto de culpabilidad le dijo que le regalaría lo que quisiera, que pidiera por esa boquita, y Yein le dijo, en un arrebato de nostalgia vengativa, que quería una cabra. Pero no cualquier cabra, no una cabra como esas que hay por La Campánula, que parecen las supervivientes de una ecatombe; quería una cabra como las que tenía el vecino de su abuelo allá en Irlanda. Alfredo le dijo que si hacía falta se irían hasta el pueblo de su abuelo a por la cabra y entonces ella le echó la mirada y le dijo que la cabra la quería para su cumpleaños, y que su cumpleaños era hoy, y cruzándose de brazos dejo claro la firmeza irrevocable de su petición.Todo esto sucedía al mediodía, en La Tasca Benito, mientras se comían una tortilla de chorizo y se pimplaban unas cuantas botellas de sidra.Yo he estado una vez en La Tasca Benito; me escapé a recorrer el mundo y el Benito me pilló y me ató a una mesa hasta que llegó el Seve a buscarme, y ya de paso nos quedamos a ver a los ciclistas porque aquel día pasaba La Vuelta españa por delante,El caso es que en aquel lugar todo el mundo está pendiente de todo el mundo, y el Benito, viendo que aquel pobre hombre lo tenía difícil con la rubía gigante, que para él la hubiera querido de santa, le dijo en un momento que se arrimo a eso que el llama mostrador - El Seve; el vecino de la siguiente casa, tiene una cabra enana la mar de graciosa, dice que está hasta los mismísimos de ella, que anda encaramada por todos los lados y que todo se lo come, a mí me la ha querido encalomar varias veces, pero es tan poca cosa que ni para un arroz - Estas cosas las supe mucho después de haberme ido, si el día que el Benito me pilló llego a saber lo que hoy sé, allí mismo me da un ataque de ansiedad y es muy posible que no hubiera sobrevivido para contarlo.Y así acabaron Yein y su olvidadizo marido en casa del Seve; haciéndo tratos mientras la cabra se dormía.
Mientras Alfredo conducía y me miraba de reojo por el retrovisor, Yein me explico que nos dirigíamos muy lejos, al sur del país, a un lugar llamado La Campánula. Yo la escuchaba circunspecta mientras mi poderoso olfato no dejaba de percibir un extraño y horrible olor, un olor que casi me mareaba más que los propios vaivenes de aquel vehículo

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